En La Cabaña
Melaine soltó un suspiro cansado, había
logrado terminar de revisar todos los cuadernos que tenía pendiente, después de
todo no era fácil ser maestra. Alzó su mirada al reloj que colgaba de la pared
y marcaba a las tres y veintitrés. Guardó todo y apagó las luces, a pasos
rápidos se dirigió a su habitación y no dudó en lanzarse a su cama, para caer
finalmente en brazos de Morfeo. Pasaron las horas y aunque Melaine no quería
despertar, el fuerte dolor de cabeza más el pitido que resonaba, no querían
dejarla seguir durmiendo, lentamente comenzó a abrir los ojos y lo primero que
se dio cuenta es que, el techo que estaba mirando no era el techo de su
departamento.
Asustada, se levantó rápidamente de la
cama y tropezando un poco se acercó a la puerta de la habitación, intentando
abrirla, pero fracasando en el intento.
- Es imposible, ya lo intenté. -Otra voz
se hizo presente asustando a Melaine, quién instintivamente se apegó lo más que
pudo a la puerta.
- ¿Q-quién eres tú? -Preguntó mientras
miraba al chico que estaba sentado en el suelo, que no mostraba interés alguno.
-Lucas. Y te recomiendo que no mires por
la ventana. Créeme, me lo agradecerás. Ahora si lo permites, volveré a dormir.
-Antes de que Melaine pudiera responderle, se levantó y a pasos largos se
acercó a la cama, se recostó y durmió.
- ¿Por la ventana…? ¿Por qué tendría que
agradecerle? -Comenzó a acercarse a la ventana un tanto temerosa, pero con
curiosidad y lo primero que miró, logró que se agachara rápidamente y se
abrazara a sí misma con terror. Ese ser humanoide, era alto, su rostro, si se
podía llamar rostro a la gigante boca en forma de vertical desde su frente
hasta su mandíbula y sus cuatro ojos en cada lado.
¿Qué se suponía que era ese extraño ser
de horripilante forma? ¿Fue ese ser quién la había traído? ¿Pero con qué
propósito? ¿Acaso la mataría?
Y un sinfín de preguntas, pero ella
sabía que nunca sería capaz de obtener la respuesta, con temor a levantarse, se
quedó en la misma posición durante varias horas, intentando convencerse a sí
misma que se trataba de una pesadilla y que todo volverá a la normalidad una
vez que ella despertara.
- ¿Cuánto tiempo se supone que te
quedarás así? Vas a morir antes de obtener respuestas.
- ¿No estás preocupado? ¡Ese…Ni sé cómo
llamarlo! Podría matarnos en cualquier momento, y nadie se enteraría. Además,
estoy atrapada con un extraño…
- No soy un extraño, te dije mi nombre.
Lucas Pérez. La extraña, en todo caso, serías tú, no te has presentado. En fin,
¿Ya decidiste si vas a quedarte a morir o intentarás escapar? – No se había
dado cuenta que Lucas se la había acercado, pero manteniendo una cierta
cantidad de distancia. – Yo no planeo morir acá.
- ¿Cómo es que estás tan tranquilo?
¡Esto no sucede todos los días de la vida! Yo…solo quiero volver a mi vida
- ¿De qué me sirve estar asustado,
nervioso o angustiado? Solo limitará a que piense en morir. Y yo quiero vivir,
tengo un propósito para seguir viviendo. Y una extraña como tú, no interrumpirá
mis planes de supervivencia.
- Melaine… Melaine Solano…
Una sonrisa victoriosa disimulada se
planteó en los labios de Lucas, pasó el tiempo, unas semanas desde que ambos
habían sido secuestrados por este grupo de seres humanoides, poco a poco habían
descubierto las rutinas, el cómo dejaban los alimentos y hasta esos momentos,
el único cercano que habían tenido, fue una noche donde Melaine fingía dormir,
pero entonces escuchó cómo la puerta de la habitación era abierta y unos pasos
acercarse a ella. El miedo, nervios y escalofríos que sintió en esos momentos,
el cómo su consciencia quería abandonar su cuerpo y dejarlo a su suerte, sentía
la presencia de ese ser a unos metros de ella, quería gritar, avisarle a Lucas,
pero tampoco tenían un plan del cómo sobrevivirían y poniendo su mayor
esfuerzo, obligó a estarse tranquila, fingiendo dormir plácidamente teniendo al
enemigo a metros suyo que en cualquier momento podría aniquilarla sin
resentimiento alguno.
Claro que le había contado a Lucas, y
ahora se turnaban, mientras que Melaine dormía durante la noche, Lucas estaría
de guardia, y viceversa, los únicos momentos que compartían juntos era en la
tarde-anochecer, donde podían discutir sobre sus planes de sobrevivencia.
- Bien, hora de cambiar turnos. Ve a
descansar, Melaine. -La nombrada asintió y se dirigió a la cama, se recostó y
arropó con las mantas, se giró dando la espalda a Lucas.
- Lucas… Gracias.
- No tienes que agradecer nada, los dos estamos
en la misma situación. -Y sin decir
alguna palabra más, Melaine quedó dormida sabiendo que tenía a alguien que la
cuidaba de noche, durante todas las semanas que había convivido con Lucas,
presentía que él era una buena persona, y sus presentimientos nunca se habían
equivocado. Melaine, abrió lentamente sus ojos, como si algo le avisara que
tenía que despertarse, tenía la sensación de que esta noche sería distinto, se
sentó en la cama y buscó con la mirada a Lucas, y se sintió como una niña
pequeña en su habitación a altas horas de la noche asustada por las sombras que
generaban los árboles o algunos juguetes. Pero el caso era distinto, Lucas no
se encontraba y ella temía que le había pasado de lo peor mientras ella dormía
cómodamente.
Aún sintiéndose cobarde, se levantó de
la cama con necesidad de buscar a Lucas, con cuidado se acercó a la puerta,
aunque probablemente ya sabía que esta no se abriría, algo podría haber
cambiado mientras ella dormía, y así fue, cuento giró la manija la puerta se
abrió y pudo sentir un escalofrío recorrer por todo su cuerpo. La puerta estaba
abierta y Lucas estaba probablemente en algún lugar. Tomando valentía, salió de
la habitación sin realizar ruido alguno, había velas que iluminaban los
extensos pasillos con diferentes puertas, comenzó a caminar hacia el pasillo
contrario donde había menos habitaciones, sus pasos eran lentos y torpes,
sentía que le rodeaba un ambiente muy tenso que poco a poco la estaba
carcomiendo. Siguió caminando hasta que llegó a unas escaleras que la dirigían
a un piso abajo, además desde donde estaba llegaba un leve olor a sangre.
Quería correr, huir, abandonar todo y
salvarse a sí misma, pero al mismo tiempo, un pensamiento de que Lucas podría
encontrarse en ese lugar hacía que luchara consigo misma y por fin, decidió
bajar por esas escaleras que le llevaban a una sola habitación, no detuvo su
andar y cada vez más el olor de sangre se hacía más fuerte, sentía reiteradas
veces el peligro venir de esa habitación. Una vez estuvo frente a la puerta,
pudo notar que estaba entreabierta, y desde adentro no había ningún ruido. Giró
la manija y entró a la habitación, todo estaba oscuro y un fuerte olor a sangre
le daba la bienvenida, sin cerrar la puerta y con ayuda de la poca iluminación
que daban las velas, pudo ver que había varios rastros de sangre fresca en el
piso, por instinto propio retrocedió espantada y chocó con algo, o mejor dicho
alguien, sintiendo la sangre correr por sus venas, no tuvo la valentía de
girarse a ver, era su fin. Cerró sus ojos mientras su cuerpo temblaba y su
presión bajaba, no quería morir, quería sobrevivir. Así que, aunque fueron por
unos milisegundos se llenó de valentía y giró su cuerpo mientras abría los
ojos, ahora se arrepentía de haberlo hecho, el ser que estaba frente a ella era
esa criatura que había visto hace algunas semanas atrás y quién había ido a la
habitación aquella noche de la otra vez, se quedó estática, inmóvil, no era
capaz de moverse por más que lo intente, estaba por morir, acá terminaba todo
de forma injusta.
Pero le sorprendió el hecho de que no la
atacara, y mirara hacia una dirección con atención, y la cosa o el ser que
miraba, estaba atrás de ella, probablemente en lo profundo de la habitación
donde no llegaba a iluminar las velas, escuchó unos pasos y su cuerpo se giró,
grave error, desde la oscuridad más profunda yacía saliendo Lucas, el verdadero
causante de todo esto.
Habitación-107
Era una noche normal,
el enfermero Louis tan solo iba a buscar a sus compañeros para dirigirse hacia
la habitación 107, aquella habitación era muy conocida por los otros
enfermeros, por extraños acontecimientos, desde aquella habitación siempre se
escuchaban gritos desgarradores, también se podía escuchar a la paciente que
estaba dentro; ella susurraba y decía algunas cosas sin sentido.
Louis se encontró con sus compañeros en medio de su camino hacia la recepción
del hospital psiquiátrico; trabajar en ello era un reto para él que apenas había acabado sus
estudios en la universidad; él les comento que le tocó la habitación 107 y
apenas oyeron el número estos se alarmaron y preocupados dijeron que temían
entrar a aquella habitación, él comprendía que los pacientes que llegaban al
hospital sufrían de algún trastorno
mental pero asustarse por una paciente era algo que le pareció poco común,
Louis sabía que de por si trabajar en hospitales como esos ya significaba
correr varios riesgos.
Después de que sus compañeros le advirtieran entrar y le contaran varios de los
rumores que circulaban entre los enfermeros, Louis hizo caso omiso y decidió
entrar a la habitación.
Fue en busca de la receta de la paciente pero nadie le quiso decir sobre ello
así que entro tan solo llevando algo de comida; al entrar sintió un olor muy
raro que hizo que le dieran nauseas , no era el momento indicado para eso por
ello tapo su boca y son la otra mano sostenía la bandeja de comida ,dio unos
cuantos pasos y ya estaba cerca de la cama de la paciente ,dejo la bandeja en
la mesa cerca a la cama de la paciente y se dio la vuelta para verla; ella
tenía una piel muy blanca ,podría ser por alguna enfermedad ,sus uñas estaban
muy dañadas ,podría ser que la ansiedad causara que se mordiera las uñas ,y sus
ojos eran un negro muy intenso pero alrededor de sus ojos tenia ojeras muy
pronunciadas ,el cabello lo tenía muy desordenado ;algo raro que también noto
Louis es que la paciente estaba atada a su cama ,los pies y manos estaban
atados, él no podía creer como una persona joven podría estar tan mal como para
llegar al hospital psiquiátrico.
Decidió desatarla y esta no hizo ningún
movimiento después de aquello, Louis noto que la paciente no quería comer por
lo que salió de la habitación, al salir sintió un frio aire detrás de él, se
dio la vuelta y no vio nada raro por lo cual siguió caminando, llego a la
recepción y lo estaba esperando el médico responsable, sintió un nudo en su
garganta ya que lo el medico lo miraba fijamente, se acercó y fue regañado por
haber entrado sin la autorización de él ,le dijo que fuese a su oficina a las dos de la tarde.
Pasaron los minutos y luego de limpiar las habitaciones de otros de los
pacientes Louis se dirigió a la oficina del medicó y este al verlo le comento
que la paciente de la habitación 107 no era una paciente como las otras, la
paciente había sido traída por un policía que le comentó al médico que esta
causaba muchos disturbios entre sus vecinos y no de los típicos que hacen bulla
o que fastidian a los vecinos, sino que lo que causaba tanto enojo al entorno
donde vivía era que en las mañanas encontraban animales muertos en sus puertas
,¿Pero cómo supieron que la joven era la causante?, pues los vecinos cansados
de ver lo mismo unas semanas decidieron poner cámaras de seguridad y quedaron
aterrados con lo que vieron , las cámaras habían captado a la joven dejando los
animales muertos pero esta vez los marcaba con números distintos ,al ver dichas
grabaciones inmediatamente llamaron a la policía ,les contaron lo sucedido y
les mostraron las pruebas ,la policía se dirigió hacia la casa de la joven y la
detuvieron ,ya al llegar a la comisaria avisaron al comisario quien era el
hermano mayor de la joven ,preocupado saco a su hermana después de ver los
videos y escuchar los testimonios de los vecinos , él no podía creer que su
hermana hiciera tal atrocidad tal vez solo sea un problema que se solucionaría
con los años al internarla en un psiquiátrico, por ello se la encargo al medicó
y luego se eliminaron los archivos de lo sucedido. Después de ello al tener a
la joven unos días varios enfermeros que la atendieron terminaban con heridas
por parte de la joven y varias veces había querido escapar por ello la
amarraron a su cama y por eso el único que podía entrar a la habitación era el
medicó.
Después de escuchar lo que le dijo el medicó, él supo porque la chica estaba
amarrada y recordó que la había desatado,
se alarmó y quiso salir rápidamente pero el medicó le dijo que fuera de frente
a su casa porque ya había acabado su turno, Louis solo asintió y salió de la
oficina, no podía decirle al medicó que él había desatado a la paciente,
podrían lo, pensó en que mañana volvería al hospital tempranamente y amarraría
a la paciente otra vez a su cama.
Finalmente se fue a su casa, tomo el primer autobús que paso por el paradero y
tomo asiento cerca a la ventana del bus, aún estaba asustado por lo que pasase
con la paciente, suplicaba dentro de él
a que no pasase nada grave en el hospital.
Pasaron los minutos y llegó a su casa, dejo su mochila en uno de sus sofás,
camino a la cocina y se cocinó algo de comer y decidió mirar la televisión
mientras comía.
Se relajó unas cuantas horas pero luego empezó a escuchar que golpeaban su
puerta, salió a ver quién era pero no había nadie, tal vez era un niño que le
gustaba tocar las puertas para fastidiar a los vecinos, cerró la puerta y fue a
lavar su plato, volvió a escuchar otro sonido pero este provenía desde la
ventana, no le presto importancia y continuo con lo suyo.
Como debía de ir temprano al hospital decidió dormir temprano, subió las
escaleras hasta su habitación y vio la ventana abierta de seguro no había
cerrado bien aquella ventana; se acostó en su cama pero un escalofrió le
recorrió el cuerpo al ver una sombra frente suya, tenía miedo, recordó lo que le había contado el medicó pero
sería imposible que la paciente lo siguiese, ella estaba en su habitación
inmóvil no podría haberlo seguido ,su mente buscaba miles de excusas para no
pensar que la paciente lo habría seguido.
Se levantó de su cama y volvió a escuchar ruidos que provenían de su sala, un
ladrón, tal vez solo sea un ladrón, pensó nuevamente, llamó a la policía antes
de bajar hacia la sala, estos solo le dijeron que vendrían pronto y que se
mantuviera a salvo hasta que llegasen.
Los policías llegaron al cabo de unos 30 minutos, primero tocaron la puerta y
al no recibir respuesta abrieron la puerta a la fuerza y supieron que habían
llegado tarde; encontraron el cadáver del joven enfermero tirado en su sala
pero lo más notorio del cuerpo era que había un número escrito con la sangre de
este mismo, 107, ese número estaba escrito en el cuerpo, los oficiales solo
investigaron la casa y no encontraron alguna pista del posible asesino.
Los compañeros de Louis se enteraron de la situación lamentaron mucho su
partida y luego el medicó se enteró de la noticia, se dirigió hacia la
habitación 107, miro la ventanilla de la puerta de aquella habitación luego
cerro los ojos y apoyo su cabeza en la puerta y dijo: ‘‘Volvió a pasar’’.
Abrió los ojos y se alejó de la puerta, camino hacia su oficina y abrió un
cajón de su escritorio, de aquel cajón saco unos 4 archivos los cuales
mostraban las fotos y datos de sus enfermeros ,lo que diferenciaba a esos 4
archivos de los de los otros enfermeros eran que estos tenían escrito algo rojo
que decía 107 y a dichos archivos añadió el de Louis y lo marco con el mismo
número de la habitación de aquella paciente.
SOLO…NO SALGAS DE CASA
Louisa, era conocida en su pueblo, sin
ni siquiera quererlo, y es que no era por hazañas que había realizado, era por
su madre, Katty, quién tenía una fortuna. Es más, a ella no le agradaba vivir
allí, sentía que sus vecinos la miraban en todo momento, y es que ellos siempre
se habían interesado por su vida porque ella era muy misteriosa.
Louisa siempre quiso irse a vivir a otro
país, pero se quedaba por su madre, con quién había discutido incontables veces
acerca de ello. Para ser sinceros, se quedaba por el dinero, no quería
lamentarse si perdía la oportunidad de heredar aquella fortuna por otra
discusión. Ya bastaba con la mala relación que tenían.
Un día estaba comiendo cuando tocaron el
timbre, al abrir la puerta no había nadie, la cerró pensando que alguien la
quiso molestar, pero al instante tocaron otra vez, abrió nuevamente, está vez
se fijo que había algo en el piso, al parecer un sobre, lo agarro y sintió un
escalofrío que recorrió por su cuerpo.
Lo leyó mientras comía, y casi se
atraganta al terminar de leerlo. En la carta decía que tenía que quedarse en
una, al parecer casa, que estaba en el campo, muy lejos del lugar donde estaba.
Si lo hacía todo el dinero de Katty pasaría a ser suyo. Louisa sabía que no
tenía una buena relación con Katty, pero… ¿esto? La llamó, y como lo imagino,
no contestó. Siempre estaba ocupada trabajando.
Apenas cerro los ojos esa noche, se
sentía observada, pero no era el tipo de mirada que sentía de parte de sus
vecinos, esto era distinto. Ella no era alguien que se asustara fácil, pero esa
noche sintió algo extraño, algo que sería imposible explicar.
A la mañana siguiente alistó sus
maletas, pensando “solo son dos semanas. Se pasó conduciendo toda la mañana y
parte de la tarde.
Al llegar y ver el lugar pensó que era
el lugar perfecto para un crimen, una casa grande que parecía deshabitada desde
hace años, “vecinos” a kilómetros, poca iluminación, y ya para acabar, tenía un
bosque.
El escalofrío que sintió al recoger el sobre
no se compara al que sintió al entrar a la casa, era fea por fuera, pero por
adentro…era espantosa. En busca de un dormitorio, abrió casi todas las puertas,
cada una chirriante, cuando encontró uno lo desempolvo y arreglo para dormir.
Se despertó muy de mañana, le pareció
escuchar que alguien tocaba la puerta, medio dormida bajo y se dio con la
sorpresa de ver a… ¿una niña?, era muy extraño, estaba segura que estaba a
kilómetros de otras casas.
La niña no dijo nada, lo raro era que no
paraba de sonreír, alzó el brazo para entregarle un sobre, cuando Louisa lo
recibió, la niña subió corriendo por las escaleras y se encerró en un cuarto.
Casi la alcanza, pero la niña cerró la puerta y Louisa se quedó afuera, forcejeó
para abrirla, pero estaba con llave. Mientras esperaba a que abriera decidió
leer aquella carta, parecía un mal chiste, aparte de quedarse en la casa, tenía
que hacerlo con esa niña, que por lo leído se llamaba Lily, y había una
condición muy importante, Louisa no podía salir de la casa antes de que pasaran
las dos semanas. Trató de calmarse mientras bajaba a la cocina y con la comida
que estaba segura que alcanzaba para un mes, hizo pasta para las dos. Lily
nunca bajo a pesar de que Louisa la llamó varias veces, no desecho la comida
solo la dejo ahí y se fue a bañar. Al regresar a la cocina el plato ya estaba vacío.
Y así era todo el tiempo, el plato
aparecía vacío cuando Louisa no estaba ahí, es más, la única vez que vio a Lily,
fue cuando le entregó ese sobre. Pero sabía que ella estaba ahí porque se
escuchaban risas, las cuales algunas veces…se escuchaban como si estuviera al
lado suyo.
Algunas noches no habían sido las
mejores, se despertaba de madrugada por pesadillas, que parecían tan reales que
se despertaba temblando y ya no podía volver a dormir. Y por la oscuridad,
quería pensar, siempre veía formas raras en todas partes. Una vez, vio unos
ojos, eran como los de un gato, pero era imposible que fuera uno, esos eran
enormes y parecía que se le iban acercando cada vez más, asustada se tapó la
cara y cuando se las quitó ya no se había nada.
Una mañana, cuando ya había pasado una
semana, se despertó y vio la casa en ruinas, nada estaba en su lugar. Hecha una
furia, fue corriendo a tocar la puerta de Lily para pedirle explicaciones, pero
ella no le hizo caso, la puerta parecía que caería en cualquier momento por
tantos golpes, pero nada.
En todo el día Louisa solo hizo de comer
para ella, seguía molesta con Lily.
Cuando subía a su habitación, sintió unos
pasos detrás de ella, saltó y salió corriendo cuando escuchó chocar las ramas
de un árbol contra la ventana. Se cubrió con las sábanas y se quedó dormida. Se
despertó a media noche porque sentía que la estaban mirando, abrió los ojos,
pero no vio a nadie, hasta que se dio la vuelta, estaba ahí, parada a su
costado Lily, con una sonrisa en los labios. Louisa, asustada le dijo que se
fuera, a lo que Lily respondió “Tengo hambre” en un susurro extraño, sin
hacerle caso, Louisa la sacó de su cuarto.
En la madrugada le dio mucha sed, vio la
hora, las cuatro, cerró los ojos, pero no pudo dormir, tenía la garganta seca. Abrió
los ojos dispuesta a levantarse, y se quedó helada, frente a ella estaba una
figura alta y negra, como una sombra, tenía los brazos tan largos que casi
llegaban al piso, la estaba mirando fijamente. Pensó que se trataba de una
parálisis de sueño, trató de alzar la mano y…si pudo, lo que significaba que
esa figura que la estaba mirando estaba realmente ahí. Mientras el miedo la
consumía, dirigió su mano a la lámpara y la prendió, aquella figura desapareció
y apareció Lily, a quién no se le quitaba esa sonrisa y no paraba de repetir
“tengo hambre” riéndose de una manera horripilante. Louisa estaba conteniendo
las lagrimas y tratando de no entrar en pánico, e hizo lo primero que se le
vino a la mente, salió corriendo hacia la puerta. Detrás suyo venía caminando
Lily diciendo tranquilamente “solo no salgas de casa”, Luisa forcejeó la
puerta, pero esta no cedía. Trató de dirigirse a la puerta trasera, pero Lily
ya estaba a su al frente, Louisa miró a todos lados, una ventana, podía escapar
por ahí, sin pensarlo dos veces, empujo a Lily con todas sus fuerzas y rompió
la ventana con un mazo. Se dirigió deprisa a su carro y rogando por que este
funcionara, prendió el carro, piso el pedal, y para su suerte, funcionó.
Manejo a toda prisa en busca de una comisaría,
ya eran casi las ocho cuando encontró una, fue corriendo contarles todo lo
sucedido. Mala idea. Solo recibió miradas incrédulas que le decían que no
creían en ella, ¡que era una loca! ¿Y quién no lo pensaría? Louisa apareció de
mañana con el pelo alborotado, sin zapatos y hablaba tartamudeando y casi
gritando. La llevaron a un hospital psiquiátrico después de escuchar su
historia, y ahí se quedó, pero no en paz, porque cada noche Lily la seguía
atormentando y cuando Louisa gritaba para que la ayudaran, solo la dormían para
tranquilizarla.
Al investigar acerca de su familia, se
enteraron que su madre había muerto en un accidente hace poco menos de un mes,
por lo que ese sobre…nunca fue enviado por ella. Louisa palideció al enterarse
de ello, temblaba de una manera anormal, no quería saber nada, quería dormir y
no despertar, pero cada vez que cerraba los ojos veía claramente a
Lily…repitiendo una y otra vez “solo no salgas de casa” con esa sonrisa tan
escalofriante.
Sunshine
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