EL CUADRO
El inspector Javier
Morales observaba con atención la importante fachada del Museo Nacional de
Bellas Artes. Era una tarde lluviosa en Madrid, y el caso que tenía entre manos
se perfilaba como uno de los más complejos de su carrera. Habían robado uno de
los cuadros más valiosos de la colección: La mujer de la perla, una obra del
renombrado pintor Diego Gómez, valorada en Millones de euros.
El robo había
ocurrido la noche anterior durante un evento exclusivo en el museo, al que solo
habían asistido importantes personajes del arte y cultura. El robo era
particularmente desconcertante, ya que el cuadro había estado bajo estrictas
medidas de seguridad, incluyendo cámaras de seguridad, alarmas y guardias. Sin
embargo, en la noche, el cuadro desapareció sin dejar rastro, y las cámaras de
seguridad no registraron indicios de cómo fue sustraído.
Al llegar al museo,
el director; el señor Álvaro Pineda, lo recibió con visible nerviosismo.
Morales examinó el
espacio vacío donde se encontraba el cuadro. La alarma no se activó, lo que
indicaba que el robo había sido extremadamente meticuloso. Mientras observaba, su
asistente; Laura Ramos, llegó con un informe preliminar.
-Inspector, hemos
interrogado a los guardias y han revisado las cámaras de vigilancia. No hay
señales de forzamiento en ninguna de las entradas-informó Ramos.
-Quiero hablar con
todos los que estuvieron aquí anoche-ordenó Morales-. Alguien debe haber visto algo,
aunque no lo sepa.
Se organizaron
entrevistas con los asistentes al evento. Tres personas destacaban como los
posibles sospechosos, cada una con un motivo para querer robar el cuadro.
1.-Joaquin Montalvo:
Coleccionista de arte privado conocido por su avaricia y afición al comprar
obras ilegales en el mercado negro. Había hecho varias ofertas para adquirir el
cuadro, todas rechazadas por el museo.
2.-Valeria Fernández:
Restauradora de arte que había trabajado cerca de la pintura, fue despedida abruptamente
por una supuesta negligencia en la restauración de una obra, algo que ella
siempre negó. Creía que el director había arruinado su carrera.
3.-Manuel Rojas: Famoso
marchante de arte internacional, con la reputación de comercializar con obras robadas.
Estuvo en el evento, aparentemente como invitado, su nombre aparecía en varias
investigaciones sobre robos de arte.
Morales empezó interrogando a Joaquín Montalvo.
-Inspector, no soy
un ladrón,soy un coleccionista. Claro, hice una oferta por el cuadro, pero
cuando me dijeron que no estaba a la venta, me resigné. No soy un delincuente.
- ¿Dónde estaba
usted durante el robo? -pregunto Morales.
- En la galería de esculturas.
Estaba solo, así que no puedo probarlo, pero soy un hombre de negocios, no un criminal.
-contesto con una sonrisa cínica.
La siguiente fue
Valeria Fernández
-No haría algo así,
inspector. Si, estoy resentida con el museo por mi injusto despido, pero robar
una obra maestra no es la solución a mis problemas.
- ¿Alguien puede confirmar
donde estaba usted anoche? -preguntó Morales.
-Estuve en el baño
por un tiempo, luego volví al evento. No hablé mucho con nadie después de
eso-dijo Valeria.
Al final, se
entrevistó a Manuel Rojas.
-Inspector, estoy aquí
solo por mi amor al arte. No necesito robar cuando puedo permitirme cualquier
obra de arte que desee-aseguró Rojas.
- ¿Dónde estaba
usted anoche? -preguntó Morales.
Conversando con
conocidos, no recuerdo quiénes, pero estuve a la vista de todos. No soy un
sospechoso razonable.
Tras las entrevistas,
Morales y su asistente revisaron por segunda vez las cámaras de seguridad. Esta
vez observaron algo inusual: a las 10:45 p.m., un apagón momentáneo en una de
las cámaras que esta fijamente al cuadro. Apenas duró unos segundos, pero fue
suficiente para que alguien hiciera un movimiento.
Morales, intrigado,
volvió al Museo y examinó la sala una vez más. Mientras examinaba el marco del
cuadro, encontró una pequeña marca que solo alguien con conocimientos de
restauración podría haber dejado.
Llamo a Valeria Fernández
directamente para una segunda entrevista, esta vez siendo más directo.
-Valeria, la marca
en el marco es la clave. Sabias como retirar el cuadro sin activar las alarmas,
¿verdad?
Valeria se derrumbó.
Confesó que, resentida por su despido injusto, había planeado el robo para
luego vender la obra y destruir la reputación del museo.
El cuadro fue
recuperado del estudio de Valeria, y la restauradora fue detenida, llevándose
consigo el peso de su traición al mundo del arte.
Morales, satisfecho
con la resolución del caso, regresó a la comisaria sabiendo que el arte, una
vez más, había sido salvado.
El atraco
En un lejano
pueblo, vivía un viejo comisario llamado Guns ya retirado. Cuando un día tocan
a su puerta con mucha fuerza dos chicos.
-chico1: *toc toc*
por favor abra la puerta
-Guns: ya voy, ya
voy ¿si saben qué hora es verdad?
-chico2: es
urgente, solo usted puede ayudarnos
Chico1: gracias al
cielo, es en el viejo banco, se llevaron todo
-Guns: ¿Quién?
Cuando llegué al
banco vi un hueco enorme en la pared, al instante deduje que había sido
explotada con 2 o 3 cartuchos de dinamita entonces pensé en los hermanos Mud ya
que ellos eran conocidos por usar dinamita en sus ataques al pueblo, pero algo
andaba mal, los hermanos Mud nunca hacen atracos y mucho menos a plena luz del día…
-Guns: Ya sé con
quien hablar, pero necesitare un caballo y un revolver… y un poco de alcohol.
Par variar me fui a
donde un viejo amigo Spine, él es un topo, si alguien sabe lo que sucedió es
él, al llegar me saludo, pero algo en su cabaña no me cuadraba del todo, vi lo
que parecía ser cartuchos de dinamita.
-Spine: Guns, viejo
amigo ¿Qué te trae por aquí?
-Guns: estoy
investigando un caso y creí que podrías ayudar, ¿Conoces a los hermanos Mud?
-Spine: si claro, ¿Por
qué?
-Guns: porque…
Entonces me arrebaté sobre él, y mientras le golpeaba le dije: Acabo de ver que
traes los mismos cartuchos de dinamita que los que usaron los hermanos Mud,
rata sé que trabajas para ellos y que eres su proveedor, ahora habla si no
quieres morir
-Spine: está bien,
está bien lo que pasa es que …
Entonces Spine
agarro una hierra y me golpeo en la cara, me desmayé y cuando abrí los ojos ya
no estaba en la cabaña de Spine y antes que pudiera ubicarme escuche una vos
-Bolt: vaya, vaya
veo que sigues vivo
-Guns: ¿dónde estoy?
(con una vos agitada y tosca)
-Hunter: ¿no es
obvio? Estas en un tren en movimiento
Me di cuenta que
estaba atado a una silla y que a mis espaldas estada Spine junto a una gran
bolsa llena de lo que parece ser el dinero del banco tenía que hacer algo y ya
pero mi edad y mis condiciones físicas no me lo permitían además ya no tenía
conmigo mi revolver, estaba indefenso.
-Bolt: vaya Guns sí
que eres un viejo obstinado, cono dice la gente “el diablo nunca muere”
-Guns: ¿qué quieres
de mí? (con una vos cansada)
-Hunter: lo única
que queremos es que mueras porque eres un estorbo para nuestros planes, cuando
lleguemos al pueblo de Terra nos bajaremos con todo el dinero y entonces el
tren seguirá a todo vapor ¿y adivina qué? La vía se corta por un acantilado y
ahí es cuando dejas de ser un estorbo y por fin mueres.
Estaba en aprietos
y no podía zafarme, pero tenía un plan, espere a que los hermanos Mud se fueran
a otra cabina para poner en marcha mi plan.
-Guns: ¡oye! Spine,
¡rata traidora ven!
-Spine: que quie-
Ahí fue cuando le metí una patada en su estómago y aproveché en romper la silla
a la que estaba atado contra la pared de la cabina, cuan fui libre reclame mi
revancha contra Spine.
-Spine: Guns, por
piedad no me hagas nada recuerda que somos amigos
-Guns: Spine viejo
amigo como podría matar a una rata como tú.
-Spine: ah Guns
siempre tan gracioso
Entonces golpee a
Spine en la cara, el callo al suelo y entones lo patee por el vagón y salió de
la cabina hacia la arena del desierto no hace falta decir que Spine murió
después de eso. Cuando salí de la cabina a buscar a los hermanos Mud, no los
encontré, entonces escuché pisadas en el techo de la cabina, cuando subí los vi
eran ellos me les enfrenté cara a cara, pero ellos tenían pistola y yo no.
- Bolt: por lo que
veo mataste a Spine
-Guns: si y los
mataré a ustedes también.
-Hunter: que
gracioso que eres Guns, te vamos a llenar de agujeros todo el cuerpo
Cuando Hunter dijo
eso supe que de verdad me quería muerto entonces aproveché esto a mi favor,
cuando comenzaron a disparar corrí y esquive una bala
-Guns: es todo lo que tienen hermanas Mud.
Quería provocarlos y lo conseguí cuando me siguieron hasta la cabina de control
les grité: “¡MUY BIEN ME ATRAPARON AHORA DISPAREN!” Dispararon, entonces salte
hacia la ventana, los hermanos Mud le habían disparado a una de las ruedas del
tren, descarrilando el tren…
-Hunter: ayúdame
por favor, te daré la mitad del dinero (con una vos agitada y casi muriendo)
Entonces recogí un
revolver del suelo y le apunte
-Hunter: no serias
capas ¡anciano inútil! (con una vos asustada y gritando)
-Guns: Pruébame
Vi en los ojos de
hunter un miedo profundo e indescriptible, lo demas es historia.
Devolví el dinero
al pueblo y resolví el caso “el atraco”.
Junior
SEÑOR
TAVISH, AÚN NO TERMINÓ
Una mañana el detective Tavish se
encontraba sentado en su escritorio bebiendo un café y observando detenidamente
la carpeta que tenía delante de él.
Todo estaba muy tranquilo, el día
anterior había resuelto su último caso, cuando de repente su celular sonó y al
descolgar la llamada se trataba de James Storm, su esposa había desaparecido a
tempranas horas de la noche del día anterior.
Lo único que tenían como pruebas era
la camioneta de su esposa en un grifo en medio de la carretera, la hijastra de
James estuvo esa noche con su madre, pero ella se encontraba dentro del mini
market de aquel lugar cuando su madre desapareció. Storm era un hombre
importante en la cuidad por las grandes empresas que poseía y al desaparecer su
esposa lo primero que se planteo fue que lo ocurrido había sido un secuestro
por dinero.
Tavish necesitaba más pruebas para
poder poner todo en orden y hallar más rápido a la esposa de Storm. Se dirigió
a la habitación de la mujer donde se puso a buscar alguna pista que lo ayudara,
había una caja pequeña dentro de su clóset que al abrirlo se encontró con
varias cartas, aquellas siempre tenían las mismas iniciales que las demás
“J.O.N”.
Aquellas iniciales no lo ayudaron
mucho, Tavish sentía que le faltaba algo. Mientras tanto en la casa, no se
sabía nada sobre la esposa, pero había mucha gente: había policías por todas
partes, colocando aparatos para poder localizar si el que se la había llevado,
llamaba para ponerse en contacto con ellos. Tavish no se dio por vencido y
decidió buscar alguna pista dentro de la camioneta de la mujer, dentro de la
guantera encontró otra carta, además de documentos y dinero, al leer la última
carta encontró lo que le faltaba, había dos iniciales más “J.O.N.A.S” ¿Quién
era Jonas? La pregunta traía muy intrigado al detective. Se dirigió hasta donde
se encontraba el señor Storm quien después de preguntarle si conocía a algún
Jonas, aquel se tensó de pies a cabeza, la hijastra al escuchar ese nombre se
congelo en su lugar y lo único que logro decir fue «¿Mi…papá?»
No todo se había resuelto, pero ahora
si Tavish sabia quien se la había llevado, quien la había secuestrado. El señor
James le contó cómo había sido la relación que su esposa había tenido con su
exmarido el señor Jonas, la hija de la mujer también había sido testigo del
maltrato que ambas recibían antes de que su madre se casara con Storm y hallan
mandado a la cárcel a Jonas quien según su hija debía seguir en prisión y no
entendían como había salido de allí.
Ya había pasado un día de su desaparición,
pero esa tarde el celular de la hijastra del señor Storm empezó a sonar “Número
Desconocido” la policía seguía alerta y al atender al teléfono todos hicieron
silencio.
-
Que decepcionado me tienes, hija –la chica se tensó al
escuchar la voz de su padre.
-
Papá… ni se te ocurra hacerle daño a mi mamá.
-
En todos estos años, y no me has visitado ni un solo día…
ni uno. No debía de haber estado allí, ¡No debieron meterme a la cárcel!
-
Papá, ¿cuánto deseas? Te conozco, sé cómo eres.
-
1 millón, en el parque central, a las 4. El señor Storm y
tú, y claro, nada de policías.
Jonas había colgado, Tavish durante toda la llamada había estado localizando su ubicación, y después de la búsqueda logró encontrar el lugar donde la tenía secuestrada.
El detective junto a oficiales, se
dirigieron apresuradamente hacia allá, mientras que el señor Storm y su
hijastra iban por separado. Según el localizador se encontraban en el sótano de
un bar casi a las afueras de la cuidad, casi al llegar, las sirenas de las
patrullas se encendieron. Tavish estaba nervioso, tenía miedo a fallar en este
caso, había tenido las pruebas suficientes y era hora de encontrar a la mujer.
Las patrullas se estacionaron
alrededor del lugar, Tavish les dijo que un grupo se vaya a la entrada central
del local y otro a la parte trasera ya que muy seguro Jonas no iba a irse por
delante, pero de todas formas debían ser prevenidos. El detective y los
oficiales apuntaban a la puerta que se encontraba detrás del bar donde, como
Tavish sospechó, iban a salir.
La mujer tenía el labio lastimado y la
ropa desgreñada, Jonas la tenía agarrada con fuerza del brazo y apuntaba con su
arma a la cabeza de su ex esposa. Tavish al verlo, gritó:
-
¡SUELTE EL ARMA, Y COLOQUELO CON CUIDADO EN EL SUELO!
Al ver que Jonas no lo hacía, y en su
lugar iba a apretar el gatillo, los policías no tuvieron más opción que
disparar, todo paso muy rápido, la mujer cerro los ojos con fuerza, los brazos
que la sostenían con fuerza la soltaron y el cuerpo de su ex marido cayo a su
costado. Lo único que logro hacer en ese momento fue correr, correr hacia su
hija y su esposo.
Todo se había
solucionado, la mujer ya había regresado con su familia. Jonas había
sobrevivido al disparo, tenían miedo a que volviera a hacerles daño, capaz
ahora a su hija, pero esta vez estaría muy bien cuidado donde lo llevarían. Aún
Tavish se sentía preocupado, no lograba entender muchas cosas ¿Cómo había logrado salir de la cárcel? «¿Había otro criminal suelto?
¿Esté también le haría daño a la familia del señor Storm?
Tavish
todavía necesitaba las respuestas a esas preguntas, esa noche se fue a
descansar de un día tan ajetreado, entonces recibió un correo: «Aún no terminó,
señor Tavish».
Lirios
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