La flor después de la tormenta
El día que recibimos la noticia, toda mi
familia se emocionó. Había ingresado y conseguido una beca a la universidad que
tanto quería. Mis padres se alegraron y decidieron celebrarlo, claro yo también
estuve emocionada, pero admito que todavía me costaba creer en lo ocurrido.
El primer día de clases llegó, estaba lista
para ir a la universidad, mi papá me llevó el primer día en el auto nuevo que
acabábamos de comprar y mientras conducía imaginaba como sería, también pedía a
Dios que no hubiera otra crisis como la que hubo a hace apenas unos años que fue
horrible y muy lamentosa.
Años atrás yo tenía 15 años e iba celebrar mi
dieciseisavo cumpleaños, estaba emocionada con aquella idea, pero al parecer el
destino tenía otros planes. El año 2020 no fue como imaginaba, en ese año hubo
una pandemia a nivel mundial que mató a miles de personas de varios países, las
clases presenciales se cambiaron por clases virtuales, las personas obligatoriamente
usaban mascarilla y hubo muchísimos mas cambios de las que teníamos que habituarnos.
Yo era estudiante, y tuve que adecuarme a las
clases virtuales, al principio no fue fácil, todo lo contrario, no me gustó,
pero tenía que acostumbrarme, a mi familia también le afecto el cambio, aquella
fecha fue una de las más tristes de mi vida, perdí 3 personas muy queridas y
aunque el dolor era inmenso teníamos que seguir adelante, aunque no era nada
fácil.
Primero falleció mi tía Lara, quien era la
hermana de mi papá. Ese día mi tío llamo y ahí fue cuando nos dio la trágica
noticia, ella había muerto víctima del COVID-19, mi tío estaba afectado con la
noticia de modo que no quiso dar explicaciones, cuando colgó la llamada ni mi
papá ni mi mamá sabían que decir, nadie podía creérselo, luego de unos minutos
sin que nadie hablara mi papá habló con lágrimas en los ojos, después de eso se
fue a su cuarto a hundirse en sus pensamientos, todo aquello le costó demasiado
asimilarlo, mi mamá estaba triste aunque intentaba ser fuerte, yo por otro lado
estaba intentando ser fuerte igual que mi mamá pero no podía conseguirlo, el
dolor era inmenso, no podía creer que pasara eso, ella era una gran persona,
solía contarme cuentos cuando era pequeña y también solía cuidarme cuando mis
padres no estaban. Nunca olvidaré como era y lo dulce que fue conmigo, ella
siempre vivirá en mis recuerdos, siempre la llevaré en mi corazón y aunque haya
pasado regular tiempo desde su muerte, aun añoro su presencia, sin embargo, es
muy difícil el hecho de imaginarme que no la volveré a ver.
El segundo en fallecer fue mi primo Dylan,
sus padres nos avisaron (no me imagino como debió haberles dolido), él falleció
por el cáncer a los 12 años de edad, pues al llegar el COVID-19 los negocios
cayeron y no había dinero para los medicamentos que exigía el médico, él ya
tenía 1 año luchando contra el cáncer, a pesar de las adversidades él siempre
se mantenía alegre, nunca se rendía y eso era lo que más me gustaba de él, cada
vez que iba a visitarlo jugábamos fútbol que por cierto ese era su deporte
favorito. Cada vez que lo recuerdo me lo imagino con una sonrisa en su cara
diciéndome que no me rinda (dios mío, porque te lo llevaste, lo extrañamos un
montón) a él no le gustaba vernos triste, pero es difícil no estarlo, no lo voy
a volver a ver, no lo veré más reír, jugar, ya no. Siempre añoraré su
presencia, solo me queda seguir adelante y no rendirme, estoy segura de que él
hubiese estado feliz al oírme decir eso.
La tercera en fallecer fue Ada, ella era mi
amiga de la infancia, su papá nos llamó y nos dio la triste noticia, ella
falleció víctima del COVID-19. Unas semanas antes de lo ocurrido sus padres
habían asistido a una pequeña reunión familiar a pesar de que estaba prohibido,
ellos pensaron que no pasaría nada, pero lastimosamente el virus le llegó a
Ada. Unos días después tuvieron que llevarla al hospital por lo mal que se
había puesto, sus padres temían lo peor y al terminar los exámenes médicos se
dieron con la terrible noticia de que tenía COVID-19, así que tuvieron que
internarla, los días pasaban, Ada parecía mejorar, pero no duro mucho, comenzó
a estar cada vez peor hasta que al final no pudo más. Ella era mi amiga, la
persona con la que crecí desde pequeñita, no podía creerlo, todos nuestros
sueños juntas arruinadas. Ambas estábamos ya por terminar el colegio,
pensábamos ir a la misma universidad, graduarnos juntas, ir de viaje, pero todo
eso ya no será posible, todavía es difícil asimilar que ya no lo veré, que ya
no responderá mis llamadas, que no estará ahí cuando la necesite, me duele un
montón (de entre todas las personas por que tú).
Aquellos días fueron uno de los más difíciles
de mi vida, pero los días pasaron y fui asimilando con crudeza las cosas que
han sucedido, aun se me es difícil vivir sin las personas que perdí, pero estoy
aprendiendo a vivir con eso y a asimilarlo. Mis padres también ya se están
recuperando, aunque en el fondo aun nos duele tenemos que seguir adelante.
Mi papá y mi mamá todavía no se acostumbraban
del todo, tuvimos que cooperar mutuamente (fue muy difícil con todo lo
ocurrido) para salir a delante, por suerte mi papá poco a poco se fue
acostumbrando al nuevo cambio al igual que a mi mamá, aunque ya nada era como
antes. Solíamos salir los fines de semana y pasarla en familia, acostumbrábamos
estar presentes en el cumpleaños de algún familiar, pero todo eso ya no se
podía por nuestra propia seguridad y por las nuevas normas que lo prohibían.
La gente por más peligro que hubiese, salían
a trabajar, la mayoría por que no tenían que comer y otro por pura negligencia.
En mi familia por suerte teníamos reservado
un dinerito que nos ayudaría, pero ni siquiera eso fue suficiente, pues el
dinero se agotaba, mi papá no tuvo otra alternativa que vender el auto y
algunas que otras cosas, las cuales nos ayudaron regularmente, por mi parte no podía
hacer gran cosa respecto a lo monetario, pero por otra parte estudiaba e
intentaba conseguir buenas notas para así algún día ir a una buena universidad
y ayudar a mi familia.
Los días pasaron, la magnitud de la pandemia
fue variando y posteriormente disminuyendo, cosa que emocionó a todos. Pero,
aunque la tormenta estaba pasando aún había varios daños que posteriormente irían
mejorando.
Por fin pude estar cerca de mis familiares,
pude ver a personas a las que no había visto por motivo de la pandemia, todos estábamos
felices de poder estar reunidos otra vez (claro siempre con un poco de distancia
porque el virus todavía no había desaparecido por completo).
- Estela, ya llegamos - dijo mi papá,
sacándome de mis pensamientos.
- ¿qué pasó? – respondí.
- te quedaste sumergida en tus pensamientos –
sorprendido me dijo mi papá.
Estuve tan pensativa que no me di cuenta del
tiempo transcurrido.
- ya llegamos, Estela apúrate si no quieres
llegar tarde.
- no te preocupes papá, voy llegar a tiempo y
gracias por traerme.
- de nada, hasta luego y que tengas un lindo día.
- gracias…
Mi papá entró al auto y se alejó conduciendo.
Me dispuse a entrar, todavía era temprano por suerte. El momento había llegado
y no planeaba rendirme, ya había enfrentado muchas cosas durante los últimos
años, no voy a rendirme, yo voy a cumplir mis sueños.
Este hermoso cuento nos cuenta sobre los
momentos difíciles y duros que pasan en nuestra vida, situación de la que hoy
en la actualidad muchos están pasando por el motivo del covid-19, cuya
situación ha afectado y está afectando a miles de personas en todo el mundo, a
pesar de la difícil situación en la que nos encontramos debemos de mantenernos
fuertes, por nuestra familia, por las personas a las que queremos y por
nuestros sueños que están dentro de nuestro corazón, ahí guardados.
Estela
Reyes
GAIA 423
Personas con habilidades únicas que luchan por una causa, hacer que el mundo sea un buen lugar. Pero, ¿Qué pasaría si todo el mundo tuviera estas habilidades?
¿Todo cambiaría para bien?
GAIA 423, es un planeta similar a la tierra, solo que habitado por personas “dotadas” donde se cumple la jerarquía del poder; los más fuertes gobiernan y los más débiles son sometidos. Este sistema estuvo funcionando desde que las personas empezaron a desarrollar sus habilidades.
En todas las regiones hay grupos de personas élite, quienes acostumbran a golpear y torturar a los más débiles, con la necia excusa de “ayudar a los débiles a superarse”.
Cierto día John, un joven lisiado, decide irse de GAIA debido a que, en la pirámide de jerarquía, él está aún más abajo que la basura.
Él viaja a La Tierra, porque pensaba que, si las personas no tenían habilidades, no existiría la discriminación, ni los abusos de poder y mucho menos el orgullo. Cuando llegó estaba muy ilusionado, quería saber y entender a las personas “lisiadas”.
Pero la tierra era igual, los habitantes basaban todo su esfuerzo en conseguir un trozo de papel que, para él, no tenía ningún valor. Fue desilusionante, claramente no te medían por tu nivel de habilidad o lo apto que eres para usarla, te medían por tu dinero. «Cuanto más dinero tengas, mejor serás tratado en la sociedad».
Las personas que no lo tenían, no podían conseguir comida y a nadie le importaba lo que sucediera con ellos. En cambio, los que tenían dinero en cantidades muy altas aun así no eran felices porque necesitaban tener más.
Personas que no tenían dinero y necesitaban alguna atención médica, no la tenían. Y si se las daban, era una atención mala. Dejaban que murieran solo por no tener dinero para pagar una operación, medicamentos o un tratamiento.
En la tierra encontró zonas donde ni siquiera llegaba agua ni comida, veía como morían por hambre o deshidratadas, le enojaba que nadie hiciera nada por esos seres vulnerables.
Vio que los mismos humanos destruían la naturaleza, talaban los bosques, cazaban animales hasta su extinción y por culpa de su negligencia los bosques se incendiaban. Se sorprendió bastante al enterarse que los cazadores anhelaban tener cabezas de animales como “trofeos”.
«¿Qué tiene de bueno tener la cabeza de un animal en tu sala?»
Simplemente, les daba igual.
John veía como las personas peleaban en guerras y morían millones, no evitaba pensar en todas las vidas que desperdiciaban.
No entendía porque ponían límites territoriales, y si venías de cierto lugar, eras mejor que uno que venía de otras zonas.
John quería que los seres humanos cambiaran, que todas las personas que solo piensan en ellos mismos, se dieran cuenta de que existe algo más importante que un trozo de papel.
Pero el mundo no estaba completamente podrido. La tierra era un planeta maravilloso y tenía lugares increíbles y paisajes hermosos.
Lo que estaba mal era el corazón de las personas, ya que sus sentimientos estaban apagados. El sabía que todas las personas eran buenas en el fondo, lo que pasaba es que habían olvidado que sus familias eran lo más importante.
John iba a volver a GAIA, pero no dejaría que las cosas sigan así.
Así que, el día que iba a partir, dejo una enfermedad que es muy conocida en su planeta y que fue muy mortífera cuando recién se desarrolló.
Y decidió que dejarla en la tierra era lo mejor, se fue con la esperanza de que los seres humanos reflexionen acerca de lo que están haciendo bien y mal.
Aquel virus te afectaba incluso si tenías mucho dinero o no, así fueras de una zona o de otra, así fueras mayor o joven.
Cuando John estaba de vuelta en su planeta, pensó:
«Ojalá se den cuenta de lo maravilloso que es su mundo, que deben aprovechar cada instante y sentirse agradecidos de lo que tienen. Y no deteriorarlo como lo están haciendo».
Rayn
El desastre del Hombre Covid
Mis
padres y yo decidimos salir de campo, a una laguna cerca de la casa de la tía
Lupe, al llegar desempacamos nuestras cosas y yo salí a refrescarme, estaba tan
contenta de respirar paz y sin darme cuenta un chico se sentó al otro extremo
del lago, se notaba que era un poco mayor que yo, me dijo ¡Hola amiga, soy
Covid! ¿Puedo acercarme? Le dije Hola, mi nombre es Leticia. Conversamos para
conocernos más, luego… mamá me estaba llamando para almorzar así que me despedí
de él y quedamos en escribirnos, después de unas horas me llegaron sus mensajes,
decidí responderle después ya que era momento de estar con mi familia, papá iba
a buscar una película, pero puso las noticias y nos llamó a todos, vimos lo que
estaba ocurriendo informaron sobre un chico de 19 años llamado Robin Covid que
es el virus del mundo, porque todo su sistema está infectado del nuevo
Coronavirus y está siendo buscado por los científicos y la policía, ya que ha infectado varios países y a miles de
personas por ser turista. Entonces mi familia y yo pensamos en regresar a casa
mañana por la mañana, pensé en el chico que vi hoy “Covid” aunque dije ¿Cómo
podría ser él? Además, me siento bien, no estoy enferma… llegamos a casa, ahora
me siento un poco segura, mamá dijo “De ahora en adelante vamos a cuidarnos más”,
papá trató de convencerla para que deje de ir al hospital por lo mismo que es
enfermera y ahora la mayoría de pacientes está con Coronavirus sin embargo ella
se negó, dijo que su función es salvar las vidas que sea posible y así lo
seguirá haciendo. Me fui a mi habitación y prendí mi celular, tenía llamadas
perdidas de Covid, le escribí al WhatsApp y me dijo que si nos podíamos ver y
le dije okey, por la tarde en el mismo lugar; al día siguiente mis padres se fueron
juntos al trabajo y me quedé sola, ya estando lista cogí mi celular y me abrigué
mucho por este clima pues al llegar al parque vi a un chico alto, mirándome y
pensé definitivamente es Covid, nos saludamos y nos pusimos a hablar horas en
eso me dio un estornudo y me preguntó nervioso ¿Estás bien? Le dije que sí, que
sólo fue un achis y ya, me quedó mirando, pero no le di importancia entonces me
fije la hora y ya me tenía que ir, me despedí, insistió en acompañarme. Ya
camino a mi casa sentía calor, me saqué la casaca, eso a él le parecía raro por
el clima, pero me estaba ahogando. Cuando llegué a casa decidí bañarme ya que
tenía mucha fiebre a la vez estuve con un dolor de cabeza insoportable; de
pronto Covid me envió un mensaje claro que yo no estaba de un buen humor como
para responderle así que le dije que no es el momento para hablar y que
dormiría un rato por eso apagué mi celular. Desperté luego de un par de horas y
mis padres ya habían llegado, mamá estaba arreglando sus cosas para el día
siguiente, la saludé con un abrazo, papá estaba acomodando la mesa para cenar y
yo encendí la televisión, al revisar las noticias vimos que todo se trataba una
vez más del hombre Covid – 19, de nuevo se me vino en mente la imagen de Covid
pensé que era él aunque a la vez lo dudaba, al parecer ya me sentía atraída por
ese chico por otro lado saqué las galletas que hice para compartir con mis
padres, mi mamá dijo que el sabor de las chispas de chocolates estaba muy
fresco y papá comentó que podría vender galletas por internet eso significa que
les encantó sin embargo ocurrió algo, probé una de mis galletas no sentí ni el sabor,
ni el olor, me asusté se lo comenté a mamá pues papá le dijo que lo mejor sería
llevarme al doctor. Después de que terminamos de cenar aunque fue un problema
para mí nos fuimos a dormir de pronto a media noche me dio fiebre, llamé a mi
mamá porque ya no podía más, papá se levantó y marcó al 911 me fui de
emergencia, al día siguiente me diagnosticaron que tenía neumonía y que lo
mejor sería que me quede en observación, mis padres estaban muy preocupados,
mamá pudo pedir permiso para quedarse conmigo y papá se despidió porque le
llamaron urgente del trabajo. Llegó la noche y mamá tenía que irse, se fue, al
rato sonó mi celular pues era Covid, le contesté y dijo ¿Por qué no contestas
mis mensajes, nos podemos ver? Le conté lo que me había pasado y decidió venir
a verme sin que yo se lo pidiera, un par de horas después llegó, se sentó al
lado de la me hizo reír mucho de pronto me sentí muy mal no podía respirar, mi
dolor de cabeza y estómago más la fiebre estaban matándome; Covid llamó a las
enfermeras le dijeron que se retire, pensé que en ese momento me iba a morir,
me quedé dormida. Cuando desperté estaba con oxígeno vi al doctor hablando con
mis padres y Covid estaba a un lado de ellos al parecer ya se habría
presentado, vi que mi madre estaba llorando y mi padre estaba tan triste como
nunca, ellos podían verme a través de la vitrina que daba al cuarto donde yo
estaba, me dijeron todo, estaba con Coronavirus y que mi vida corre riesgo;
este virus puede matar a cualquier ser en muy poco tiempo; por lo tanto me
quedaré aislada de mis padres, de ahora en adelante sólo hablamos por celular
aunque tenerlos lejos me duele. Covid me llamó y me dijo que sentía mucho lo
que me pasaba, le pregunté por qué y me dijo: Leticia, perdóname, yo tengo ese
virus; en ese momento quedé impactada, sentía tanta rabia de todo lo que me
pasaba, tan arrepentida de haberlo conocido y pensé ¡Mis padres! Inmediatamente
llamé a mi mamá, llamé a papá y no contestaban, les avisé a los doctores así
dieron aviso a la policía para que buscaran a Covid, las enfermeras intentaron
comunicarse con mis padres mientras yo no podía hacer nada que no fuera echarme
la culpa, definitivamente tenía razón el hombre Covid era alguien que estaba
tratando de conquistarme, pero terminó destruyéndome. Pasaron días y seguía sin
saber de mis padres, de pronto escuché a los paramédicos correr por el pasadizo
avisando que hagan espacio, por la vitrina podía ver como pasaba una mujer en
una camilla convulsionando, me fijé bien y esa mujer era mi mamá, el corazón se
me quería salir golpeé la vitrina con fuerza y papá logró verme con
desesperación me marcó al celular le contesté, en medio de lágrimas le dije: ¿Qué
le pasa a mi mamá? contestó: Hija no lo sé, pero si algo llega a pasar,
recuerda que papá siempre estará aquí para protegerte. Después de estar
esperando, salió el doctor y habló con papá, sólo podía ver como estaba
destrozado; lo llamé y le pregunté qué le dijeron, me dijo: Mi niña, mamá se
nos fue. Poco después el doctor entró a mi habitación y me comentó lo de ella,
mi mundo estaba en pedazos, le pregunté al doctor si mi papá está contagiado y
me dijo que la prueba salió negativa milagrosamente. Llamé a papá y le dije que
lo amo y que ahora se cuide que pronto estaremos juntos, él dijo: Eres lo único
que me queda y haré todo lo posible para que estés bien. Finalmente sigo
aislada de papá y aún más de mi madre, mientras que ese hombre sigue libre y ese
virus esparciéndose cada día más, ahora estoy arrepentida de haber salido de
casa cuando me lo advirtieron.
De
ahora en adelante Leticia y su padre se apoyarán mutuamente, ella aprendió que
tiene que respetar las reglas ya que este virus no es uno cualquiera y tampoco
nuestra salud se trata de un juego.
Noche azul
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