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martes, 1 de agosto de 2023

CONCURSO DE CUENTO POLICIAL 2DO A SEC.

 

                              EL TORTURADOR NOCTURNO

El sonido de unos pasos chocar contra el suelo era lo único que se escuchaba en la noche fría de aquel barrio. Vanesa había salido tarde del bar, y para su mala suerte había rechazado el ofrecimiento de su padre de ir por ella, es cuando en su cabeza la frase de su madre se repetía “Sé que te puedes cuidar, pero deja que tu padre te recoja” pero no fue suficiente para que ella aceptara, ya que se creía independiente y que se podía cuidar por sí misma. Agitada y con una delgada capa de sudor sobre la frente, tenía un mal presentimiento, sin embargo, ya era demasiado tarde. La razón de como su cuerpo inerte terminó flotando en el río tal vez fue no hacer caso a las advertencias de sus padres o quizás porque fue presa fácil para él.

Anderson Quintanilla, un joven que trabajaba como agente de seguridad en el Centro Comercial Santa Ana, sonreía de manera lasciva al ver que era nuevamente el titular de la prensa de aquel día. Mientras desayunaba tranquilamente en su casa se escuchaba de fondo la televisión “El torturador nocturno cobró una nueva víctima. Esta mañana fue encontrado el cuerpo sin vida de Vanesa Tapia, una joven que también era parte del staff del Centro Comercial Santa Ana. Esto ha creado conmoción entre los colaboradores de este gran emporio ya que sienten que cualquiera puede ser la próxima víctima…”

-       Ni que fueran tan afortunados…

Se reía Anderson mientras terminaba de dar el último sorbo a su café. Su turno iniciaba en una hora por lo que necesitaba tomar sus cosas e irse a un nuevo día de trabajo. Mientras todos estaban conmocionados y preocupados, muchos se sorprendían de como es que Anderson mantenía aún la calma. Pero para no levantar sospechas, se acongojaba cada que le hablaban de una de las víctimas, mostrando una máscara de hipocresía mientras por su mente pasaban imágenes de las torturas que les había hecho sufrir.

Aquel día le tocaba su zona favorita, donde podía escoger a su nueva víctima, la oficina de CCTV. Con una nueva taza de café sobre el escritorio observaba atento cada movimiento que se registraban en las cámaras en busca de algo que llamara su atención. Fue cuando vio a Jeff Molina, un joven dependiente del departamento de ropa para caballeros, que se encontraba haciendo sus labores como cada día, tenía ese porte despreocupado y de autosuficiencia que Anderson odiaba.

La semana transcurrió y como lo sospechaba, Jeff era un chico que vivía con sus preocupados padres, que le aconsejaban no salir solo hasta muy altas horas de la noche o que no saliera todos los fines de semana, pero para él eso no importaba, era el tipo de víctima que Anderson buscaba. Mientras las investigaciones por parte de la policía sobre las otras cinco víctimas continuaban, Anderson prácticamente se burlaba de ellos, mostrándose partícipe en todo lo que le solicitaban. Lo que poco a poco empezó a levantar sospechas del jefe de policía, a quien se le asignó el caso del torturador nocturno.

La semana siguiente fue a la ciudad continua para comprar las cosas necesarias que iba necesitar para su siguiente trabajo, sentía que ya era hora, aunque esta vez no hubiera pasado tanto tiempo, pero su mente ya se deterioraba cada vez más por lo que no podía esperar.

Fue aquel sábado, como todos los anteriores que Jeff regresaba durante la madrugada del Beer Shop Bar, en un estado de ebriedad evidente. Sus padres como de costumbre le pidieron que no regresara tan tarde y si lo hacía, avisara para poder ir por él, pero este no hizo caso. Jeff bajó del autobús y se percató que no había ni un alma por la calle, tambaleándose empezó a caminar por la extensa avenida en dirección a su hogar, cuando de pronto escuchó unos pasos adicionales a los suyos a medida que avanzaba. La sensación de miedo fue como un balde de agua fría que lo hizo reaccionar, empezando a acelerar el paso, sintió como una extraña sensación recorría su espalda, volteaba cada tanto a ver quién lo seguía, sin embargo, por lo oscuro de la noche no podía distinguirlo. Cuando vio de lejos la entrada de su casa se sintió más aliviado, pero fue cuando todo pasó tan rápido que perdió el conocimiento.

Al despertar poco a poco se encontraba en una especie de almacén, con luces tenues alrededor, estaba sobre una fría mesa de metal atado de brazos, pies y torso lo que impedía su movilidad. Cuando una figura masculina emergió de las sobras, era el torturador nocturno. Fue en ese momento que Jeff empezó a arrepentirse de no haber escuchado las advertencias de sus padres, el no haberse quedado en casa o haber salido menos. Anderson por su parte soltó una fuerte carcajada burlona.

-       Me encanta ver esa expresión… Esa que ponen todos al recordar las advertencias de sus padres. Al arrepentirse de no haberles hecho caso en su momento…

Escuchó un click seguido de un flash, le había hecho una foto instantánea. Una que agitó en el aire y colgó junto a otras más. Con horror Jeff logró ver que eran imágenes de sus compañeros, todas tenían la misma expresión de arrepentimiento y culpa. Él empezó a rogar de manera interna que alguien lo ayudara, prometía no volver a desobedecer a sus padres si alguien lo salvaba. Anderson volvió a la mesa mientras tomaba un bisturí de una bandeja, el metal brillaba contra la tenue luz del lugar, lo acercó recorriendo el rostro del joven maniatado.

-       Nos divertiremos mucho esta noche, prometo que no será rápido, pero si a tiempo para que mañana llenes las primeras planas.

Decía mientras hundía el objeto corto punzante contra la mejilla del joven. Este gritó de dolor mientras se retorcía sin poder desatarse, el dolor era más intenso de lo usual, al parecer le había inyectado una especie de droga para ello. Cuando Anderson se disponía a tomar su siguiente juguete, un fuerte sonido se escuchó en el lugar, seguido de mucho humo y estruendoso sonido de muchos hombres ingresando al lugar.

-       Suelta el arma, sube las manos y aléjate del muchacho.

Se podía escuchar gritar al jefe de policías, Anderson con una sonrisa triunfante en el rostro, levantó las manos y dejó caer el bisturí al suelo. Un par de efectivo lo pusieron contra la pared mientras lo amarrocaban, otros se acercaron al muchacho sobre la mesa para liberarlo. El jefe se acercó para mirar al torturador que no quitaba esa sonrisa lasciva del rostro.

-       ¿Qué te parece tan gracioso? – Increpó el oficial.

-       Que ustedes no entienden mi trabajo, solo les doy una lección, para que entiendan que deben hacer caso a sus papis, y que si no lo hacen el coco vendrá por ellos…

La expresión de sorpresa fue notoria en el rostro del jefe que hizo que lo sacaran del lugar. Él había seguido su instinto, no se equivocó al sospechar del hombre que vigilaba todo en las sombras, quien siempre estaba dispuesto a ayudarlos. Alguien que había confundido su puesto y pasó de protector a verdugo, tomando en sus manos la vida de personas inocentes que tuvieron la mala suerte de no obedecer los consejos de sus padres y decidieron disfrutar de su juventud sin medir las consecuencias.

 Escritor nocturno



El enigma del relojero nocturno

Había una pequeña ciudad llamada Cadenfield, donde todos sus habitantes sabían que, cuando la luna brillaba en su plenitud, sucedían cosas extrañas. Pero una noche en particular, algo aún más misterioso ocurrió. El reconocido relojero de la ciudad, señor Benjamín Blackwood, fue encontrado muerto en su taller bajo circunstancias inquietantes.

La noticia de la muerte del apreciado artesano se propagó rápidamente por toda Cadenfield, y la atmósfera del lugar se llenó de inquietud. El Inspector Alexander Hayes, conocido por su habilidad para resolver los enigmas más complejos, fue asignado al caso.

Al llegar a la escena, el Inspector Hayes notó que el taller estaba perfectamente ordenado, como si el señor Blackwood hubiera estado trabajando en uno de sus exquisitos relojes antes de su trágica muerte. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue el reloj de pared que marcaba las 12:00 de la noche y no avanzaba.

El cadáver del relojero estaba cerca del reloj, con una expresión de sorpresa en su rostro. No había signos de forcejeo ni entrada forzada. La única pista que el inspector encontró en la escena fue una misteriosa llave plateada, cuidadosamente colocada junto al cuerpo de Benjamín.

Con el relojero muerto, no había nadie que pudiera decir qué había pasado esa fatídica noche. El inspector comenzó a interrogar a los habitantes de Cadenfield, pero todos parecían tan sorprendidos y desconsolados como él. Nadie tenía un motivo para hacerle daño al relojero, quien era conocido por ser un hombre amable y respetado por todos.

A medida que el inspector profundizaba en la vida de Benjamín Blackwood, descubrió que el relojero estaba trabajando en un proyecto secreto, un reloj especial que supuestamente tenía la capacidad de alterar el tiempo. El rumor sobre este reloj había llegado a oídos de personas codiciosas de otras ciudades, pero nadie sabía con certeza si el proyecto había sido terminado.

Los días pasaron y el misterio parecía envolver a Cadenfield aún más. El inspector continuó siguiendo todas las pistas posibles, pero cada camino parecía conducir a un callejón sin salida. La ciudad estaba sumida en un estado de ansiedad y miedo, y el reloj de pared en el taller del difunto relojero seguía marcando las 12:00 en punto.

Finalmente, en una noche particularmente sombría, el Inspector Hayes tuvo un atisbo de inspiración. Revisó meticulosamente todos los registros sobre los clientes que visitaban regularmente el taller de Benjamín Blackwood. Entre ellos, encontró un nombre que llamó su atención: el señor Rupert Davenport.

Davenport era un coleccionista de artefactos extraños y valiosos. Parecía improbable que estuviera relacionado con el caso, pero el inspector decidió investigar. Al indagar sobre Davenport, descubrió que había estado obsesionado con el relojero y su supuesto reloj capaz de alterar el tiempo.

Convencido de que Davenport estaba involucrado, el inspector lo llamó a declarar. Durante el interrogatorio, Davenport negó cualquier participación en el asesinato, pero su nerviosismo delató sus mentiras. Finalmente, después de una intensa confrontación, Davenport confesó que había intentado robar el reloj, pero que no había matado al relojero. 

Davenport explicó que había ingresado al taller esa noche para llevarse el reloj y venderlo por una fortuna. Sin embargo, al intentar hacerlo, el reloj comenzó a funcionar inesperadamente, haciendo que la habitación se llenara de extrañas luces y sonidos. Aterrorizado, Davenport huyó del lugar sin llevarse el reloj. 

El inspector sospechó que el reloj especial de Benjamín Blackwood había tenido un papel crucial en su muerte. Al examinar más detenidamente el taller, encontró una carta dirigida a su hija, Eleanor. La carta hablaba sobre el reloj especial y cómo podía alterar el tiempo. Benjamín revelaba que lo había creado para corregir un error que cometió en el pasado y que quería usarlo para salvar a su esposa, quien había muerto en un accidente tiempo atrás.

El inspector, compadecido por la historia de amor y redención del relojero, decidió mantener el secreto del reloj especial y protegerlo de personas codiciosas como Davenport. El caso fue oficialmente cerrado, pero el reloj de pared en el taller de Benjamín Blackwood seguía marcando las 12:00, un recordatorio eterno de que el tiempo, a veces, puede ser un enigma imposible de resolver.

NÉBULA



LIOS OCULTOS

Aquel invierno fue el más frio de Málaga, aquella mañana, la más nublada de la semana, Marck un joven que nunca tenía el hábito de despertarse temprano, curiosamente, ese día en especial se despertó de madrugada, y un tanto sospechoso, saco al perro a pasear, salió sin dar explicación, con el semblante pálido, él normalmente se tomaba mucho tiempo en arreglarse, pero en esta ocasión salió sin peinarse y con lo primero que tenía a la mano.

La cámara de seguridad del vecino lo filmó dirigiéndose al parque mirando para todos lados como si alguien o algo lo estuviera asechando, daba pasos pequeños y lentos, luego largos y rápidos, siguió a su paso hasta llegar al parque, buscó acercarse a las personas que en ese momento hacían ejercicio, pero fue en vano, se escuchó el sonido del motor de un vehículo peculiar, muy fuerte y estruendoso, acto seguido Marck cayó intempestivamente, ante la mirada atónita de aquellas personas que andaban por ahí, muchos de ellos salieron despavoridos y unos pocos se acercaron, al ver la escena y la sangre que derramaba se pusieron a gritar, Marck yacía en el piso con un gran hueco que le atravesaba su cuerpo.

Algunos pocos reconocieron su rostro, y raudamente acudieron  a su familia. Su hermano menor, Juan, al ver lo sucedido llamó a la policía, los que al llegar actuaron más sospechosamente aún, puesto que con mucha prisa lo subieron a una camioneta negra sin placa, Juan se les quiso acercar, pero ellos con empujones lo alejaron y se fueron sin dar ninguna explicación.

Juan llamó sus padres y juntos fueron a las comisarias a preguntar por Marck, en una comisaria hicieron pasar a sus padres a una oficina, se demoraron mucho tiempo y al salir tenían el rostro pálido y desencajado, Juan les preguntó ¿qué había ocurrido? Pero sus padres no le contestaron, solo atinaron a decir “vamos a casa”, gritó, reclamo y lloró, pero ellos no le dijeron nada, al llegar a casa Juan seguía insistiendo para que le digan que había ocurrido, ante lo cual su papá reaccionó y le gritó, “ya cállate, no podemos hacer nada” y se puso a llorar junto a su madre que solo lloraba sentada en el sillón.

Juan salió de la casa y fue al parque donde había ocurrido la muerte de Marck, recordando el momento en que lo vio tendido en el piso, con ese hueco tan grande en el pecho y rodeado de sangre, al legar al lugar, más grande fue su sorpresa, puesto que el piso estaba totalmente limpio, no había ni una sola mancha de sangre donde antes había todo un charco de sangre.

Juan preguntó a los vecinos del parque quien había limpiado la sangre y todos le respondían que en ese parque no había sucedido nada, que nunca hubo un charco de sangre y mucho menos un asesinato, Juan se empezó a desesperar, pidió a los vecinos que vean sus cámaras de seguridad, los vecinos le mostraban los vídeos y no salía nada. Cuando de repente recibió una llamada, en el indicador salía el nombre de su hermano, contestó y era la vos de Marck,  que le preguntó ¿dónde estaba? Ante lo que Juan le respondió que ¿dónde estaba él?, que él lo había visto muerto en el piso y que los policías se lo habían llevado, en eso cuando estaban hablando apareció un patrullero del cual bajaron 2 policías muy grandes y robustos, y lo detuvieron aduciendo que estaba molestando a los vecinos con sus preguntas y que estaba generando alarma, , lo llevaron a la comisaría y en pocos momentos llegaron sus padres y junto a ellos "Marck", Juan se desesperó y se asustó, sus padres le dijeron que todo fue su imaginación que nunca había pasado lo que él estaba diciendo, Marck le dijo que había salido a pasear y a comprar para el desayuno, pues quería darles la noticia que tenía que salir de viaje porque la empresa donde trabajaba lo había ascendido de puesto y que iba a manejar una sucursal en otro país, que debía salir mañana en la mañana, él se mostró muy confundido abrazó a su hermano pero al hacerlo noto algo extraño, no le tomó importancia por la felicidad de verlo y pensar que todo fue una imaginación, era de noche cuando volvieron a su casa, al día siguiente fueron a despedir a Marck al aeropuerto, volvieron a su casa y Juan más tranquilo pero preocupado a la vez, salió a pasear al parque donde un día antes había sucedido todo, cuando estaba caminando una persona se le acercó y le dio un papel que Juan al ver lo que estaba escrito en él se desesperó, cuando quiso preguntar a la persona quién era, esa persona ya no estaba en el lugar, la nota decía, "tú hermano está muerto, la empresa donde trabajaba lo mató por querer renunciar, por el arma que estaban creando".

Juan fue a su casa y les dijo a sus padres lo ocurrido, sus padres se molestaron porque decían que él seguía con su imaginación, que los deje tranquilos que su hermano estaba vivo y feliz en su nuevo trabajo. Él con mucha cólera y preocupación salió de su casa y fue al trabajo de Marck pero… donde antes estaba la oficina de Marck ahora había un edificio multifamiliar, preguntó al conserje que había pasado con la empresa que había en ese lugar, ante lo que él le respondió que nunca había habido una empresa, que siempre había sido un edificio multifamiliar.

Juan recibió una video llamada de Marck, él que le dijo, "Juan ya no preguntes más por mí, quédate contento de que estoy bien y sano en mi nuevo trabajo, quédate contento de que nuestros padres están bien y todos tus conocidos junto a tu novia y sus familiares están bien, porque de lo contrario tus ideas y pensamientos podrían generar desgracias en todas esas personas. Se feliz hermano vive tu vida por ahora te dejo, siempre estaré pendiente de ti, por cierto…tu novia está a una cuadra de donde estás diviértanse, hasta luego"

Juan se preocupó más, miró para todos lados, cuando llegó su novia y ella le preguntó, ¿qué le pasaba? que estaba muy pálido y él le respondió "NADA, TUVE UN SUEÑO MUY EXTRAÑO" la abrazó le dio un beso y se fueron a caminar. Juan nunca más preguntó y su hermano le hacía video llamadas muy seguidas.

¿FIN?

 

LUNAS

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